Miro por la ventana. Nieve, ventisca; ni los cuervos se atreven a volar. La pesadilla climatológica de cualquier persona sensible a la luz.
Decido que me la pela todo, que no voy a sucumbir al tiempo ni voy a estar soñando con las playas de Torremolinos, que es el topicazo hispánico mayor. Así como la llantina generalizada de los expatriados lamentándose por las esquinas soñando con chorizo de Pamplona, cuando todo lo que encuentran al paso son cuatro salchichas mal fermentadas de cerdo rosa.
Me niego a engordar esa lista. Es cierto que hay delicias nacionales que merecerían estar protegidas por la UNESCO, pero la vida es algo más que aceite de oliva, ¿no?
Es leer la portada de El País, y como que me dan ganas de despelotarme y salir corriendo de mi casa, cruzar el parque y gritar con las amígdalas bien abiertas: ¡que os den, majaderos! Oficinistas y burócratas envenenados de poder campan a sus anchas por despachos cubiertos de caoba. El país se va a quedar expoliado de gente sensible, incapaz de aguantar vuestras sandeces.
Desde mi cama nórdica, he visto un bloque gris cubriendo la ventana. Ni me he inmutado.
Me he arrastrado hasta mi ropa fría, me he cubierto de lana y palante.
Lo dicho, siempre hay un nicho de felicidad alejado de la prima de riesgo y el sol de invierno.
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2 comentarios:
conxiforniiiii !!!!
fan dels teus articles ! mola com escrius i el que escrius !
!dani gatito lindo! jajaja
gateeeet! què fas mirant coses revolucionàries a internet? miauuuu
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